Maravillas de NEPAL
- Valentin Mejias
- 13 ene
- 2 Min. de lectura

Acabo de regresar de un viaje de vacaciones de 12 días por Nepal (no trekking) y estas son algunas de las sensaciones que me he traído:
Nepal es, en cierto modo, una continuación de la India en cuanto a costumbres, forma de vida y espiritualidad, de hecho no existen fronteras entre ambos países. La situación socio-económica es igualmente de bastante pobreza, pero no de miseria ni infelicidad.
La amabilidad, simpatía y buen trato en el carácter de sus gentes es notoria. Ningún problema al deambular por las calles a cualquier hora del día.
Naturaleza, arquitectura y espiritualidad se unen como puntos fuertes del país. Hay numerosos lugares clasificados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La orografía condiciona absolutamente este pequeño país. Las comunicaciones son una auténtica tortura por las condiciones de las carreteras/caminos. Un recorrido de 100 km cuesta entre 5 y 6 h. de realizar.
El tráfico, los pitos de las motos y coches, te persiguen sin descanso. Un pequeño país en extensión, pero superpoblado y con un nivel de contaminación muy alto.
Todo el país esta continuamente amenazado por los terremotos más a o menos próximos. Todavía siguen presentes las huellas del último gran terremoto de 2015. A la semana de mi vuelta se produjo un terremoto en el Tibet con una pequeña repercusión en Katmandú.
Como anécdotas a destacar, la embestida de una rinoceronte al vehículo que nos transportaba (un susto para contar a los nietos) y la emoción de contemplar el amanecer ante los Annapurnas del Himalaya.
Cierto es que han pasado 16 años y la situación ha sido completamente diferente. A India fui acompañando a una ONG en visita de turismo solidario y comprometido. A Nepal he ido en forma absolutamente privada en visita de turismo de primera.
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